El Papa Francisco canoniza a la Madre Teresa de Calcuta. Admirada y también controvertida, la nueva santa es un icono de la atención a los pobres, pero con frecuencia se pasa por alto cuál era el motivo profundo de su solidaridad.
1. Teresa de Calcuta. Su nombre era Agnes Gonxha Bojaxhiu y nació en Skopie (cuando esta pertenecía a Albania), y falleció en Calcuta (India), el 5 de septiembre de 1997. Ella solía decir: “Por sangre y origen soy albanesa. Por mi vocación pertenezco al mundo entero pero mi corazón pertenece por completo a Jesús”. (Briceño, 2005, p. 7.)
A los 18 años se hizo religiosa, y en 1946 entendió que Dios le daba una “orden”, la de dedicarse a los pobres. Así en 1950 fundó la congregación de las Misioneras de la Caridad. En la década de 1960 estableció numerosos hospicios, orfanatos y casas de leprosos. En 1979, recibió el Premio Nobel de la Paz. Tuvo una gran amistad con Juan Pablo II. Cuando murió, recibió un funeral de estado por parte del Gobierno indio.
2. Misionera de la caridad. Fue la fundadora de las Misioneras de la Caridad, que tiene la misión de cuidar a “los hambrientos, los desnudos, los que no tienen hogar, los lisiados, los ciegos, los leprosos, toda esa gente que se siente inútil, no amada, o desprotegida por la sociedad, gente que se ha convertido en una carga para la sociedad y que son rechazados por todos.”
Se dedicó a promover la atención de los más necesitados incluso fuera de la India. Entre sus muchas acciones de solidaridad, está documentado que en 1982, a la altura del asedio de Beirut, la Madre Teresa rescató a 37 niños que estaban atrapados en un hospital de esa región tras negociar un cese al fuego entre el ejército israelí y las guerrillas palestinas. (Clucas, 1988, p.17.)
3. El verdadero motivo. La solidaridad es hoy día un valor universal, muy apreciado y admirado. No son pocas las personas que dedican su tiempo y sus recursos para ayudar a las personas más necesitadas.
Aunque la Madre Teresa destaca entre las personas solidarias, porque se dedicó a los “pobres de entre los pobres” y porque llevó esta ayuda humanitarias a muchos países, lo que verdaderamente la hace diferente a las demás radica en sus motivos de fondo.
Lo que impulsaba a la Madre Teresa para dedicarse a los necesitados era su fe en Cristo. Así lo ilustra esta conocida anécdota. Una periodista la visitó en Calcuta y fue testigo de cómo Teresa curaba a un enfermo en estado verdaderamente repugnante. La reportera le dijo “yo no haría esto ni por un millón de dólares”. Y la religiosa le contestó: “por un millón de dólares yo tampoco lo haría… lo hago por Jesús”.
Sobre este rasgo de amor a Cristo, Malcolm Muggeridge, escritor inglés converso al catolicismo, escribió sobre ella: “No se puede expresar con palabras la deuda que tengo con la Madre Teresa. Ella me ha enseñado una visión totalmente nueva de lo que significa ser cristiano, de la asombrosa fuerza del amor, y de cómo éste es capaz de brotar en un alma entregada hasta abarcar al mundo entero”. (R. Espinosa, 2 sept. 2016)
La vida de Teresa de Calcuta es un gran modelo e impulso para atender a las personas más necesitadas, y, a la vez, se convierte en un desafío: creer en Jesucristo mueve necesariamente a salir de uno mismo para buscar el rostro de Cristo en el hambriento, el enfermo y el desnudo (Mateo 25, 31-46).
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