Peter John Valaer iba a misa diaria desde pequeño, pero a los siete años sus padres se separaron y dejó de ir a la iglesia. Esta separación le hizo mucho daño… su madre debía trabajar mucho y él fue creciendo carente de una figura paterna.
En la adolescencia se sentía solo pues, aunque era popular, tenía amistades superficiales. A través del Hogar de la Madre recibió formación, pero no logró mantenerse firme en la fe.
Fiestas, drogas, chicas, videojuegos y redes sociales... Todo esto le hizo perderse. Sufrió varios accidentes de coches, le arrestaron por conducir borracho... La opción de su madre de ir al Cenáculo o dejar la casa le hizo tomar una decisión definitiva que le ha llevado a encontrarse con Dios y comenzar a sanar.