La bilocación, para “salvar un alma”, del místico sacerdote Dolindo Rotuolo

14 de julio de 2023

"Jesús no se me reveló de un modo extraordinario, sino simplemente intensificando el cauce ordinario de mi ministerio sacerdotal. Él me ayudaba, me fortalecía y operaba en mí a través de mi sacerdocio”, relata en un su diario.

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El místico sacerdote exorcista napolitano, Siervo de Dios Dolindo Ruotolo (1882-1970), a quien Padre Pío llamó "el santo apóstol de Nápoles", recibió carismas fuera de lo común. Innumerables testimonios registrados por sus biógrafos declaran que: hablaba con el Cielo, leía en el corazón de la gente, por su intercesión Dios sanaba a los enfermos y era incluso sujeto de fenómenos de bilocación. Así lo proclama la primera biografía completa de este extraordinario hombre de Dios titulada Gesù, pensaci tu (Jesús, encárgate tú), publicada por la editorial Ares de Milán.

 

Sin embargo, el padre Dolindo no se consideraba un alma singularmente santa sino al contrario, un "pobre instrumento en manos de Dios" y esos carismas eran para él solo una extensión natural de su sacerdocio. "Jesús no se me reveló de un modo extraordinario, sino simplemente intensificando el cauce ordinario de mi ministerio sacerdotal. Él me ayudaba, me fortalecía y operaba en mí a través de mi sacerdocio”, relata en un su diario que -por obediencia a su confesor y a su director espiritual- escribió en 1923; el cual ha sido publicado en 2001 con el título Amore, Dolindo, Dolore (pulse aquí para adquirirlo).

 

Humilde, padre Dolindo desaconseja la búsqueda de lo extraordinario, animando a conquistar la santidad nutrido por los sacramentos y la oración confiada, de abandono total a la voluntad de Dios, que tanto cultivó durante su vida. "Cuando oigo relatos de sucesos extravagantes, reacciono con cierto escepticismo e incredulidad", escribe padre Dolindo en su autobiografía y añade... "Muy a menudo he dejado inconclusos libros en los que se relataban visiones, éxtasis e historias extravagantes ... En lugar de lo extraordinario siempre he preferido lo normal y corriente".

 

Para él todos los dones espirituales que recibió eran manifestaciones de la gracia de Dios, actuando a través de su sacerdocio, para salvar almas. Y una de esas almas fue un hombre llamado Federico.

 

Una Bilocación para salvar el alma de Federico

 

 

Una noche de 1908, padre Dolindo se paseaba por su habitación y rezaba, totalmente despierto y alerta, cuando de repente le invadió la necesidad de acostarse. Se tumbó en su cama y cerró por un instante sus ojos intentando dormir. "Definitivamente no logré un sueño de verdad", escribe en su autobiografía.

 

Estando en reposo, de improviso tuvo la sensación de que estaba en los Estados Unidos de América. En específico cerca de un lago, donde alguien se estaba ahogando. Pronto identificó al hombre que se ahogaba como Federico Santaniello, un guía turístico que había conocido durante su noviciado.

 

Padre Dolindo salvó a Federico sacándolo del agua y luego, lo absolvió de sus pecados. En ese mismo instante el Siervo de Dios se levantó bruscamente de la cama y un escalofrío recorrió su cuerpo recordando que Federico -algún tiempo antes, en Italia- había apostatado y partido hacia América. Recordó también cuánto había rezado rogando a Dios para que le permitiera traer a Federico "de nuevo a su gracia" antes de morir.

 

Algunos días después padre Dolindo supo que efectivamente Federico había muerto en Estados Unidos; y no sólo eso, sino que un paisano -que estuvo presente en ese momento- afirmaba haber visto allí a padre Dolindo. "Nunca he estado en América. Sé y doy fe de que el Señor me llevó allí para salvar aquella alma", confidencia en su autobiografía el Siervo de Dios Dolindo Rotuolo.

 

 

Consejo espiritual y Oración del padre Dolindo


 
"No te preocupes por lo que puedes hacer, por lo que puedes escribir; en cambio, reza en silencio, con sencilla y fiel humildad. La oración lleva a la batalla el plan del general, te trae nuevas provisiones del cielo. Rezas y llueven gracias, y los ángeles se ponen en marcha. La oración es como un bombardeo desde lo alto; antes de avanzar contra el mal, la Oración sube a Su avión, sube al cielo y desde lo alto hará llover las bombas que destruirán los planes de Satanás.

 

Ruega a Dios con fe con seguridad: «Señor acaba con este mal, te lo ruego, por Tu gloria»".

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