Aferrados en oración a Cristo Irena i Michał deciden no tener relaciones sexuales antes del matrimonio

05 de enero de 2024

¡Valientes! porque no faltarían las seducciones que les susurraban cuánto de disfrute se estaban perdiendo por abrazarse, teniendo a Cristo como centro de sus vidas, alma y cuerpo.

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Cuando se normaliza -sin filtrar en la conciencia- el actual bombardeo de imágenes y referencias que valoran como benéfico al orgasmo sexual, desarraigado de una afectividad que integre las propias creencias que afirman un sentido trascendente del vínculo; y cuando se sacraliza como saludable la convivencia antes del matrimonio o las relaciones que potencian solo el propio beneficio… entonces, nos encontramos inmersos en la realidad que a diario impregna la vida de millones en el mundo.

 

Pero hay más, ¡Cristo vive en millones de almas! Jóvenes creyentes como Irena Pakosz y Michał Grelich que se aman, se desafían y construyen un futuro sobre roca, coherente con su fe. De hecho, se conocieron en uno de los encuentros del Movimiento Ruchu Czystych Serc – de los Corazones Puros (RCS). "Sin embargo la primera vez que nos vimos nada chispeó entre nosotros en ese momento", confidencia Irena y asiente Michał.

 

Pasados dos meses, durante la Cuaresma del año 2013, tuvo lugar un retiro de tres días de la RCS en el Santuario mariano de Czestochowa. De nuevo intercambiaron breves saludos y un par de preguntas intrascendentes. Por la noche, cuando se inició la oración de intercesión, Michał se acercó al sacerdote que iba a orar por él… "y, pedí a Dios una buena esposa", recuerda. Al día siguiente, domingo, al ver a Irena en el salón, su corazón se estremeció … "y hubo una chispa entre nosotros", sincera.

 

Dando una buena batalla

 

 

Desde ese instante comenzó a probarse su fe. Ambos tenían un pasado, una historia de "varios pecados" -dice Michał-, de la cual buscaban sanar dando un salto desde la fe; y por ello se habían unido a "los Corazones Puros". ¡Valientes! porque no faltarían las seducciones que les susurraban cuánto de disfrute se estaban perdiendo por abrazarse, teniendo a Cristo como centro de sus vidas, alma y cuerpo.

 

Pasaron los meses siguientes con encuentros de cine, con amigos, pizza, paseos en bicicleta, atardeceres, idas a bailar, despedidas al anochecer a pocos metros de la casa de Irena y muchos momentos semejantes a los de tantos enamorados. Pero ellos también oraban juntos, iban a misa; y así llegó junio, el verano cuando acudieron a un nuevo retiro de la RCS en el santuario de Jasna Góra (Czestochowa). Allí se arrodillaron en la capilla ante la Imagen Milagrosa de la Virgen.

 

 

"En un momento dado, tomé a Irena de la mano. No había necesidad de palabras", dice Michał. "Nos acercamos al cuadro para confiarle a la Virgen nuestra relación", añade Irena.

 

Desde ese instante ambos jóvenes sabían que este amor naciente estaba impregnado de la presencia de la Virgen y de su Hijo Jesús. Sin necesidad de acordarlo, las citas que su amor movía los llevaba hasta la misa que les renovaba en sus certezas de vivir célibes y castos hasta el matrimonio. "Hicimos todo lo que pudimos para evitar cualquier ocasión que facilitara el pecado de impureza. Irena nunca se vistió de una manera provocativa. Besé a Irena por primera vez varias semanas después de la vigilia de RCS en Jasna Góra. Le dije que la amaba después de que habían pasado unas semanas, porque para nosotros la palabra 'amor' significaba una elección, un estado, no solo un sentimiento de estar enamorados", afirma Michał.

 

El matrimonio de estos corazones amantes de Cristo

 

 

Trece meses después, en abril del año 2014, durante una vigilia en honor a San José, él le propuso matrimonio en la capilla del padre adoptivo de Jesús. "También pasaron 13 meses desde nuestro compromiso hasta la boda; 13, el número de Nuestra Señora de Fátima. Y nos casamos en mayo, el mes de María, el día de la Visitación de Santa Isabel", dice Michał.

 

Hoy ya son padres y continúan vinculados al Movimiento de los Corazones Puros. Son animadores, fervorosos devotos de la Virgen, alentando a otros jóvenes a vivir sus vidas centrados en Cristo. "Incluso si alguien se ha caído y ha tenido relaciones sexuales antes del matrimonio, no significa que esté descartado. La virginidad no se puede recuperar, pero siempre se puede empezar a construir de nuevo la pureza, la pureza del corazón. Puedes decirte a ti mismo: «De ahora en adelante, voy a estar limpio». Incluso como pareja casada, podemos decir honestamente que nuestra lucha por la castidad ha valido la pena. Gracias a ella, pudimos conocernos mejor, hablar más y casarnos con un corazón y un cuerpo puros, con lo mejor que podíamos darnos", finaliza Michał.

 

 

Fuente: wiara.pl/ trwajciewmilosci.pl

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