Imágenes gentileza de Luis Santamaría del Río

Madre de Aparecida: más de 300 años después, la Virgen sigue atrayendo fieles y Dios allí hace milagros

12 de octubre de 2023

El hallazgo de una pequeña imagen de la Virgen María en un río de Brasil en 1717 desencadenó esta impactante historia de fe y amor que continúa en la actualidad mostrando el poder de Dios.

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Como cada 12 de octubre, los católicos de Brasil celebran con gran solemnidad la fiesta de Nuestra Señora Aparecida, cuyo santuario –situado en el Estado de São Paulo– recibe millones de visitas cada año. En los días previos a su festividad, se podían ver miles de devotos haciendo el trayecto a pie hasta la basílica, a veces durante varias jornadas de camino, por las orillas de las principales autopistas y carreteras. Su novena ha conseguido llenar las naves del templo, pues en cada una de las misas se rebasa su capacidad interior de 45.000 personas.

 

Por eso puede decirse con certeza que la devoción a la Virgen María en Aparecida, que tiene su origen a comienzos del siglo XVIII, sigue vigente, convirtiendo a este Santuario -el segundo mayor en tamaño, sólo por detrás de la basílica de San Pedro del Vaticano- en el más visitado por los católicos americanos, después de Guadalupe (México). Y no sólo es relevante en el plano de la espiritualidad de tantos fieles, sino que los milagros en torno a esta advocación mariana han continuado hasta el día de hoy.

 

Origen de esta querida devoción

 

 

Todo comenzó el año 1717 en el río Paraíba, que es el lugar clave en esta historia. Pedro de Almeida, que era entonces el gobernador de la zona, encargó a la población del lugar que pescaran una importante cantidad de peces para dar de comer a la comitiva que lo acompañaba. Inicialmente, el esfuerzo de los pescadores –entre los que se recuerdan los nombres de Domingos García, João Alves y Filipe Pedroso– fue infructuoso.

 

Pero pocos kilómetros más arriba sucedía lo inesperado: las redes atraparon una pequeña imagen humana de cerámica, sin cabeza. Al echar de nuevo las redes, apareció la cabeza. El hallazgo resultó ser el de una imagen del siglo XVII de Nuestra Señora de la Concepción (una forma clásica de representar en la Iglesia católica el dogma de la Inmaculada Concepción de María, aún siglos antes de su definición dogmática, que tendría lugar en 1854). Acto seguido, las redes se llenaron de peces que sirvieron para alimentar al gobernador Almeida y sus acompañantes.

 

Uno de los pescadores conservó la imagen en su casa, y años después su hijo la situó en un sencillo oratorio familiar que construyó, al que también llegaban algunos vecinos. Muy pronto empezó a extenderse la noticia de que se habían producido milagros en algunos fieles que oraban ante aquella imagen y comenzaron a llegar por cientos los primeros devotos. Tanto crecía el amor a la Madre de Dios que un sacerdote mandó construir allí una capilla mayor, que se terminó en 1745. Para entonces los fervorosos peregrinos ya se dirigían a la bendita Imagen con el nombre que hasta hoy se la conoce: Nuestra Señora Aparecida.

 

Historia en los planos natural y sobrenatural

 

 

En las décadas posteriores la afluencia de los devotos creció, convirtiéndose en un lugar de referencia para el catolicismo brasileño y del continente. En el siglo XIX tuvieron lugar varias ampliaciones de la capilla, que fue declarada “basílica menor” (imagen arriba) en 1908. Y en 1930 Pío XI declaró a Nuestra Señora Aparecida patrona de Brasil. Por eso es habitual verla llamada con el apelativo de “padroeira” (patrona en portugués).

 

A mediados del siglo XX se empezó a construir la basílica actual –a una cierta distancia de la antigua, que los visitantes pueden recorrer a pie a través de una pasarela–, que fue consagrada en 1980 por el papa Juan Pablo II. Los dos papas posteriores también la han visitado, subrayando su importancia para el continente americano y para todo el orbe católico. Así, Benedicto XVI celebró allí una misa en 2007, y lo mismo hizo Papa Francisco en 2013. En el museo del Santuario pueden verse las sedes, ornamentos y objetos litúrgicos que usaron los tres pontífices.

 

Pero en el corazón del pueblo católico brasileño tienen un lugar muy especial los milagros atribuidos a Nuestra Señora Aparecida, que se cuentan en miles de historias de una rica tradición de fe. Una gran sala del santuario reúne algunos de esos testimonios y objetos donados como prueba de gratitud. El más representado es el del esclavo Zacarías: huido de Paraná en 1850, fue capturado de nuevo por su amo en el valle del Paraíba. Al pasar cerca de la iglesia, le pidió detenerse a rezar ante la imagen mariana, y en aquel momento sus cadenas se abrieron solas.

 

Milagros actuales de Aparecida

 

 

Los milagros atribuidos a la intercesión de Nuestra Señora Aparecida no se limitan a esos acontecimientos cuyo rastro se pierde en el tiempo, son una realidad que ha continuado en el tiempo hasta hoy.

 

En su libro Mãe de Milagres. Nossa Senhora Aparecida, el periodista Wallace Andrade, que desde 2009 es misionero de la comunidad carismática brasileña Canção Nova, relata algunos de los milagros recientes más significativos, revelando que Aparecida no sólo es una devoción que goza de gran fervor popular en la actualidad, sino que siguen sucediendo hechos extraordinarios que benefician a las personas que piden la mediación de la Virgen María en esta advocación.

 

El periodista Andrade destaca en su investigación que los beneficiarios de la gracia de Dios testimonian haber sentido “el amor y la intercesión de la Virgen María, Madre de Jesús, así como ella intercedió por las necesidades de los novios en las Bodas de Caná”. Y continúa asegurando: “hoy en día, convertir el agua en vino puede tener diversos significados para las personas que se han acercado a Nuestra Señora, sea por una enfermedad, sea por un desempleo, o sea por el simple hecho de querer cambiar de vida y estar más cerca de Jesús”.

 

Una grave fractura que desapareció

 

 

El primer caso que cuenta es el de Rosí Figueiredo. En el año 2013, tuvo una caída que le produjo una fractura grave en su brazo derecho, que se rompió en dos trozos y se dislocó. Era la responsable de la Hermandad de Nuestra Señora Aparecida en la ciudad de Lorena, y quedaba menos de un mes para la fiesta mariana. “En esta hora de dolor y desesperación, lo primero que le vino a la mente a doña Rosí fue que ya no podría ayudar en la preparación de la gran celebración”.

 

La operación quirúrgica se programó para después del 12 de octubre, así que ella intentó ayudar todo lo que pudo, a pesar de los dolores, y no dejó de pedir el auxilio de la Virgen. Pasada la fiesta, y como paso previo a la intervención, los médicos mandaron hacer una nueva radiografía, para comprobar el lugar exacto donde debían operar. “Para sorpresa de todos, las pruebas mostraron que el hueso del brazo derecho de doña Rosí había vuelto a su lugar, y que las fracturas se habían consolidado. ¡Cosas que la medicina no ha conseguido explicar!”, relata Andrade.

 

Un aviso providencial que salvó su vida

 

Otro caso que informa el periodista en su libro es el que vivieron Erink Marcelo Farias y Maria Francisca Velasco, que forman un matrimonio devoto de la Virgen. Marcelo ya había experimentado la sanación interior tras participar en el Rosario de Hombres, lo que le había ayudado a superar diversos problemas de su historia. “Las heridas dejadas por la traición de los amigos que habían trabajado con él estaban disminuyendo. Estaba viviendo un proceso de curación interior bajo la intercesión de la Virgen María y no se había dado cuenta”. Llegó a convertirse en el coordinador de esta iniciativa de oración.

 

En el año 2017, tras la visita de la imagen peregrina de Nuestra Señora Aparecida a su ciudad, Maria Francisca empezó a experimentar de repente unos dolores tan fuertes que no la permitían permanecer en pie. Las pruebas médicas confirmaron que tenía pólipos y un tipo de infección. Ella está convencida de que “fue el dolor que le surgió sin explicación aparente lo que la llevó al descubrimiento de los pólipos”. Un problema de salud que, si no se hubiera detectado a tiempo, le podría haber afectado de forma mucho más grave. Según explica Wallace Andrade, para esta mujer “éste fue su gran milagro recibido por la poderosa intercesión de Nuestra Señora de la Concepción Aparecida”.

 

Muchos otros milagros recientes aparecen en el libro, dando testimonio del poder de Dios y la eficacia de la oración, sobre todo cuando las personas confían en la intercesión de la Madre de Cristo, poniéndose humildemente a disposición de la gracia divina. Lo mismo que hizo ella al aceptar el encargo recibido del ángel Gabriel. Como dijo el Papa Francisco en la Misa que celebró en Aparecida, ante esta imagen de la Virgen “nos comprometemos a hacer lo que Jesús nos diga. Y lo haremos con esperanza, confiados en las sorpresas de Dios y llenos de alegría”.

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