“Les quiero decir a las esposas que estén padeciendo alguna pena por sus hijos o por sus maridos, que nunca se olviden que Dios las ama, que se aferren siempre a Dios y que, si realmente lo aceptan en su vida para siempre, su vida va a cambiar totalmente y no van a necesitar nada más”.
Portaluz. Ana Beatriz Becerra