Educar a los hijos en la fe, en la doctrina de la Iglesia sobre el bien y el mal que les permita ir desarrollando un filtro interno, para ser capaces de reconocer y rechazar el contenido sexualmente explícito cuando lo ven.
El obispo de Regensburg votó en contra pues “la constitución interna de la Iglesia no se orienta hacia los valores occidentales, sino hacia el Nuevo Testamento y la voluntad de Jesucristo de fundar la Iglesia".
Esta ley "transforma el sentimiento en categoría jurídica y entroniza la voluntad de poder sin ningún límite objetivo", comentó el portavoz de la Conferencia Episcopal Española.