Obispos piden enviar cartas a fabricantes de vacunas para que dejen de utilizar líneas celulares derivadas del aborto

23 de abril de 2021

El Secretariado de Actividades Pro-Vida de la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos ha iniciado la campaña ofreciendo en línea las cartas, identificando a los altos cargos de cada empresa y sus direcciones.

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Aunque da su respaldo a que todas las personas se vacunen para combatir la pandemia del Covid19, el Secretariado de Actividades Pro-Vida de la Conferencia Episcopal de EE.UU. ha lanzado una campaña en la que insta a los católicos a escribir cartas a las empresas farmacéuticas para que dejen de utilizar líneas celulares derivadas del aborto en el desarrollo y ensayo de vacunas.
 
Entre las empresas apuntadas están Pfizer, Moderna, AstraZeneca y Johnson & Johnson por sus vacunas COVID-19, GlaxoSmithKline por su vacuna Shingrix contra la viruela, y Merck por sus vacunas MMR, contra la varicela y contra la hepatitis A.
 
El secretariado ofrece modelos de cartas en la página web de la USCCB:  Pulse aquí para acceder. Las cartas incluyen los nombres de los altos cargos y la dirección de cada empresa.
 


Cada carta (citamos a continuación como ejemplo la carta a Moderna) comienza con un agradecimiento a la empresa por el desarrollo de su vacuna COVID-19 que salva vidas, pero continúa diciendo: “Tengo entendido, sin embargo, que al probar esta vacuna, Moderna utilizó una línea celular derivada de un bebé abortado”.
(…)
“Insto respetuosamente a Moderna a que deje de basarse en tales líneas celulares. ... Creo que es inmoral utilizar tejidos y/o líneas celulares derivadas de abortos en la producción, prueba o fabricación de vacunas y otros productos farmacéuticos.”
 
En diciembre, cuando las primeras vacunas COVID-19 desarrolladas por Pfizer-BioNTech y Moderna recibieron la aprobación de la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. y las empresas se prepararon para comenzar a distribuir sus vacunas de dos dosis en varios países, surgieron preocupaciones sobre sus pruebas, desarrollo y sobre cualquier conexión que pudieran haber tenido con líneas celulares derivadas del aborto.
 
El obispo Kevin C. Rhoades de Fort Wayne-South Bend, Indiana, presidente del Comité de Doctrina de la USCCB, y el arzobispo Joseph F. Naumann de Kansas City, Kansas, presidente del Comité de Actividades Pro-Vida de la USCCB, emitieron una serie de declaraciones conjuntas sobre estas preocupaciones.
 
Confirmaron que "se utilizó una línea celular derivada del aborto para probar" las vacunas de Pfizer y Moderna, pero esta línea celular "no se utilizó en su producción". También señalaron que las líneas celulares utilizadas procedían de fetos abortados en la década de 1970.
 
Más tarde, después de que una tercera vacuna COVID-19 de un solo uso, desarrollada por Johnson & Johnson, recibiera la aprobación de la FDA, los prelados dijeron que esta vacuna planteaba “problemas morales adicionales” porque fue “desarrollada, probada y producida con líneas celulares derivadas de abortos”.
 
Sin embargo, "lo más importante es que la gente se vacune", dijo el obispo Rhoades. "Puede ser un acto de caridad que sirva al bien común. Al mismo tiempo... es realmente importante que fomentemos el desarrollo de vacunas que no utilicen líneas celulares derivadas del aborto. Esto es muy importante para el futuro".
 
La campaña de envío de cartas de la USCCB está dirigida, pues, a fomentar el desarrollo de vacunas que no utilicen estas líneas celulares.
 
Al promover esta campaña, Valerie Schmalz, directora de la Oficina de Vida y Dignidad Humana de la Archidiócesis de San Francisco, instó a los católicos de esa ciudad a participar en ella porque "no podemos permitirnos insensibilizarnos ante esta grave violación de la dignidad y la vida humanas. Tenemos la obligación de alzar la voz por la vida y por el retorno al respeto de toda vida en nuestra sociedad".
 
La lista de empresas proporcionada por el Secretariado de Actividades Pro-Vida en la página web de la USCCB incluye una que es objeto de elogio general: Sanofi Pasteur, la mayor empresa de biotecnología del mundo dedicada íntegramente a las vacunas.
 
El pasado otoño, Sanofi Pasteur decidió que dejaría de utilizar una línea de células fetales abortadas para producir sus vacunas combinadas contra la polio, Pentacel y Quadracel.
 
Después de que la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. aprobara esta medida, Greg Schleppenbach, director asociado del secretariado provida, envió una alerta a los directores diocesanos provida sobre este hecho y les pidió que a su vez enviaran un mensaje de agradecimiento a Sanofi Pasteur.
 
"Un paso importante que podemos dar para asegurar la producción de vacunas éticas es reconocer y agradecer a las compañías farmacéuticas, como Sanofi Pasteur, cuando se alejan de la producción de vacunas no éticas", dijo Schleppenbach en su alerta. "Podemos esperar que, con algún estímulo, otros fabricantes de vacunas puedan considerar la creación de otras vacunas moralmente aceptables".

 

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