Cinco santos católicos con un oscuro pasado

18 de marzo de 2022

Si un ladrón, una prostituta, un amante lujurioso, una adúltera materialista y un satanista tras su conversión llegaron a la santidad, nada puede impedir que todos quienes ahora están leyendo esta crónica logren el mismo triunfo.

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Según cita el Evangelio de Mateo en el capítulo cinco, versículo 48, Jesús alienta a la santidad al decir: “Sed santos como vuestro Padre celestial es Santo”. Y luego san Pablo reflexionando sobre esto en la Primera Carta a los Corintios -capítulo 1, versículo 2-, insiste en la universalidad del llamado: "Los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos".

 

Pero ¿qué es ser santo? El Catecismo de la Iglesia Católica responde que son quienes acogiendo la gracia de Dios “han practicado heroicamente las virtudes y han vivido en la fidelidad a la gracia de Dios” (CIC nr. 828) y añade que "todos los fieles cristianos [...] son llamados a la plenitud de la vida cristiana y a la perfección de la caridad” (CIC nr. 2028).

 

Muchas mujeres y hombres cuya santidad ha sido proclamada por la Iglesia, fueron justos y buenos a lo largo de su estancia en la tierra. Pero otros tenían un oscuro pasado, habiendo sido consumados pecadores antes de abrirse a la conversión.  

 

El testimonio de las siguientes cinco personas confirma que todo ser humano puede dar un giro en su vida e iniciar un camino aferrado a Cristo, hasta alcanzar la santidad.

 

San Agustín: El libertino hedonista

 

San Agustín es probablemente el santo más famoso por su pasado pecaminoso, lo cual es bastante sorprendente ya que su propia madre, Santa Mónica, era una cristiana devota. Pero Agustín rechazó su educación cristiana para vivir una vida de hedonismo y fiesta constante. Con descaro una vez rezó: "Concédeme la castidad, pero no todavía". Tuvo un hijo ilegítimo con su joven amante, a la que abandonó ante la perspectiva de casarse con una heredera. Sin embargo, su santa y devota madre nunca se dio por vencida, siguiéndolo constantemente e instándolo a arrepentirse. Finalmente, esta insistencia dio frutos y Agustín se convirtió, para luego abrazar a Cristo en el sacerdocio. Relató su historia en la conocida obra titulada Confesiones, que aún hoy es muy leída y citada. San Agustín es reconocido como Doctor de la Iglesia; también ha sido declarado patrono de teólogos, de quienes buscan a Dios, de los impresores y -quizá en un guiño a sus años de juventud- protector de los cerveceros. Su fiesta se celebra el 28 de agosto.

 

Santa María de Egipto había sido prostituta

 

Esta María de Egipto fue llevada a la prostitución cuando apenas tenía 12 años y permaneció en ello durante más de 17 años, hasta una dramática conversión. Ésta se produjo durante una peregrinación a Jerusalén para la fiesta de la Exultación de la Santa Cruz. Se había unido a la peregrinación simplemente para buscar más clientes, pero decidió que quería ver la reliquia de la cruz que veneraban los peregrinos. Intentó entrar en la iglesia, pero una fuerza misteriosa le impidió cruzar el umbral. Al ver una estatua de la Virgen María, pidió perdón y prometió renunciar a su vida pecaminosa si lograba entrar en la iglesia. Pudo hacerlo y cumpliendo lo prometido, se apartó de la prostitución. Se convirtió en una ermitaña en el desierto, ayunando, rezando y viviendo sola durante 47 años. Santa María es la patrona contra las tentaciones sexuales. Su fiesta se celebra el 1 de abril.

 

Santa Ángela de Foligno: Antes una adúltera superficial y materialista

 

Santa Ángela fue canonizada recientemente por el Papa Francisco, pero pasó la mayor parte de su vida buscando riqueza, posesiones materiales y placer. Ángela nació en el seno de una rica familia italiana y se casó con un hombre de alta posición social. Tuvo varios hijos, pero estaba más interesada en adquirir riqueza y estatus que en cuidar de su familia. Alrededor de los 40 años, experimentó una conversión y se dio cuenta de lo vacía y superficial que se había vuelto su vida. Desgraciadamente, sólo tres años después, su madre, su marido y sus hijos murieron. Vendió todas sus posesiones mundanas y se unió a una orden franciscana secular, fundando un grupo religioso femenino para servir a los pobres. Santa Ángela es la patrona de las viudas. Su fiesta se celebra el 8 de enero.

 

Beato Bartolo Longo: Fue un Sacerdote satánico

 

Criado en una familia católica devota, Bartolo Longo rezaba el Rosario todas las noches con su familia. Sin embargo, como muchos jóvenes católicos de hoy en día, se alejó de su fe durante los años de universidad. Se interesó por el ocultismo, llegando a convertirse en un sacerdote satánico. La familia y los amigos de Bartolo siguieron rezando por él y finalmente regresó a la fe. Para enmendar su estilo de vida pecaminoso se hizo terciario dominico y ayudó a los estudiantes universitarios a conocer los males del ocultismo y a evitarlos. Construyó orfanatos, escuelas y otras instituciones de caridad. También se le encargó la construcción de la Basílica de Nuestra Señora del Rosario en Pompeya, que aún se mantiene en pie. Es un testigo de la gracia de Dios que se recibe al rezar el Santo Rosario. Su fiesta se celebra el 5 de octubre.

 

San Dimas: Ladrón

 

La mayoría de los cristianos conocen a San Dimas por otro nombre: "El buen ladrón". Se le menciona en la Biblia como uno de los dos hombres crucificados con Jesús que le pidieron: "Acuérdate de mí cuando vengas con tu reino"(Lucas 23,42). La Biblia no dice qué crimen cometió, sólo que era un ladrón. Sin embargo, debió cometer un crimen grave para ser castigado con la crucifixión. La tradición católica le da el nombre de Dimas. La historia de Dimas en la Biblia nos muestra que, incluso en el momento de la muerte, el arrepentimiento y el perdón son posibles. San Dimas es el patrón de los moribundos, los presos y los directores de funerarias. Su fiesta se celebra el 25 de marzo.

 

Si un ladrón, una prostituta, un amante lujurioso, una adúltera materialista y un satanista tras su conversión llegaron a la santidad, nada puede impedir que todos quienes ahora están leyendo esta crónica alcancen los altares.

 

 

Recomendado: Oración de san Agustín para encontrar la paz

(San Agustín de Hipona, Meditaciones, 37)

 

«Dios mío,

mi corazón es un ancho mar

siempre revuelto por las tempestades:

Haz que en ti encuentre la paz y el descanso.

 

Tú que mandaste al viento y al mar que se calmaran,

y al oír tu voz se apaciguaron,

ven ahora a caminar

sobre las olas de mi corazón

para que recobre la paz y la tranquilidad

y pueda poseerte como mi único bien,

y contemplarte como la luz de mis ojos,

sin confusión ni oscuridad.

 

Que mi alma, Dios mío, quede libre

de los confusos pensamientos de este mundo,

se refugie a la sombra de tus alas

y encuentre allí

el lugar del consuelo y de la paz».

 

 

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