Por un tsunami llamado "ideología de género"

Chile "se está cayendo a pedazos", alerta el destacado jurista Alvaro Ferrer

09 de mayo de 2014

Que algunos parlamentarios chilenos "…padecen de ignorancia vencible. Y la ignorancia vencible es siempre culpable", es una de las categóricas afirmaciones de nuestro entrevistado para advertir un auténtico tsunami que amenaza el bien común en el país sudamericano.

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Alvaro Ferrer no sólo es un abogado, Magister en derecho y  valioso académico en la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Conoce también en profundidad las consecuencias para el bien común que involucran un conjunto de proyectos de ley que inspirados en la ideología de género son defendidos por el gobierno de Michelle Bachelet. En su labor cotidiana Ferrer ha hecho públicos sus argumentos para cuestionar dichos proyectos y -a pesar de las dificultades- ha logrado informar oportuna, directa y adecuadamente a los parlamentarios chilenos al respecto.
 
En entrevista exclusiva con periódico Portaluz, el destacado jurista revela las razones por las cuales considera que la ideología de género, defendida por el gobierno de Bachelet, es “contraria a la Constitución” y algunos de los proyectos de ley emblemáticos para el ejecutivo –sustentados en esa ideología-, constituyen un “daño y engaño” para las mismas personas que esos proyectos pretenden defender.
 
 
Usted ha cuestionado públicamente la ideología de género que sustenta diversas normativas y proyectos de ley en Chile y el mundo. Para dar marco a esta entrevista y mejor comprensión de nuestros lectores. Brevemente... ¿Qué es la ideología de género?

La ideología de género postula que el sexo biológico no tiene ninguna función relevante ni menos determinante en la configuración de la persona y su modo de ser,  sino que sería la cultura, el entorno, la tradición lo que ha ido condicionando con el correr de los siglos el que hombres y mujeres se comporten de un modo y ocupen ciertas funciones o lugares dentro de la sociedad, todo lo cual sería una imposición cultural e injusta de roles o papeles respecto de los cuales habría que liberarse.
Si aceptamos la premisa de que el sexo biológico, la sexualidad intrínseca de hombres y mujeres es un simple dato pero que no tiene ninguna relevancia en la configuración de lo que es la persona humana como ser sexuado, así también entonces el ejercicio de la sexualidad no tendría tampoco relación alguna con la sexualidad biológica sino que sería un estándar impuesto por la cultura, del que cabría liberarse y auto determinarse.
 
¿Cuáles son sus principales críticas como experto jurídico a esta propuesta ideológica que busca sustentar leyes que cambian en 180 grados el ordenamiento jurídico?

Las críticas primero son desde luego filosóficas y antropológicas. Hay una errada concepción de la persona humana, una reducción materialista de la persona que, paradojalmente, desprecia por completo la corporeidad y pone en la autodeterminación el fundamento de la identidad personal. Ahora, desde el punto de vista jurídico, no existe en nuestro ordenamiento jurídico ninguna hipótesis donde la mera vivencia interior o la identidad sexual psicológicamente percibida por la persona, la subjetividad, sea por sí misma y sólo por sí misma la causa eficiente de un derecho subjetivo. Es decir, que dé un crédito a la persona para reclamar del deudor –que en este caso es la autoridad- el reconocimiento, la protección de un derecho.
 
¿Lo jurídico no se puede hacer eco del ámbito de lo privado institucionalizándolo?

Por cierto que el derecho puede regular y establecer reglas para actos privados. Eso es el derecho privado. Pero de ello no se sigue que todo acto privado merezca protección jurídica, ni menos que todo acto privado sea justo o contribuya al bien común. En estas materias es claro como la primacía exacerbada de lo privado afecta cuestiones fundamentales de derecho público, como el derecho de familia.
 
Implícitamente dices que esta ideología de género impuesta desde las leyes daña al ser humano

Por cierto. De hecho hay muchas personas que nos oponemos con razones fundadas, pero se nos etiqueta no sólo como ultra conservadores o talibanes, sino también como personas crueles que no queremos atender el sufrimiento de otros o que nos oponemos al libre desarrollo de la personalidad de los demás. Honestamente pienso que es exactamente al revés. Cuando nosotros partimos de una recta concepción de la persona humana, sabemos por implicancia lógica, por conclusiones que se siguen de esas premisas, que conceder estos supuestos derechos constituye un daño y engaño para las mismas personas que los reclaman.
 
¿Cuál es entonces el nuevo concepto de ser humano y organización social que se intenta imponer?

Para esta ideología la persona es pura materia. Aquí hay un presupuesto materialista de base.
 
¿Neo marxismo?

Totalmente. De hecho hay un paralelo muy evidente entre la ideología de género y las reivindicaciones del materialismo marxista. Así como el materialismo marxista sostenía que las personas para alcanzar la igualdad tenían que desprenderse de la opresión de la clase dominante, hoy afirman que la única manera de liberarse de la opresión para alcanzar la igualdad es superando los moldes o roles que han sido impuestos culturalmente respecto de lo que es ser y actuar como hombre y como mujer.
 
Insertan una nueva plataforma de luchas

Exactamente. La lucha de clases ahora ha sido reemplazada por esta lucha de la persona respecto de los moldes culturales o las supuestas imposiciones de la cultura. Pero en la práctica real es una lucha de la persona consigo misma.
 
Parece oscurantista el panorama

El problema de fondo es una rebelión de la creatura respecto del Creador. Todo esto implica renegar de nuestro carácter de creaturas.
 
¿Coincide entonces con la opinión de analistas occidentales que señalan como totalitaria a la ideología de género?

Absolutamente. So pretexto de libertad en realidad niega la verdadera libertad humana. Y de hecho se entra en una cantidad de contradicciones impresionante. Por ejemplo, en el tema de la orientación sexual se proclama por un lado que las personas son libres para vivir su sexualidad de la manera que ellos quieran, según como la orienten en su vida, pero a la vez se niega y/o ataca que personas homosexuales tengan la libertad para contenerse y actuar de un modo distinto al que los inclina esa misma condición. Es realmente absurdo, y no podría ser de otro modo porque si los principios son errados las conclusiones también van a ser erradas.
 
¿Que la ideología de género –como algunos filósofos advierten- pretende imponer un nuevo Orden Mundial, es una mirada exagerada?

Mira, habría que definir muy bien qué entendemos por un Nuevo orden Mundial, para evitar los equívocos.
 
Papa Francisco ha sido categórico cuando habla de un Pensamiento Único

Sí efectivamente. Si consideramos las declaraciones -aunque no sean vinculantes-, de organismos internacionales, las consecuencias concretas que enfrentan quienes se oponen a la ideología de género, efectivamente constatamos que esto se está imponiendo por la fuerza. En ese sentido es totalitaria. Suscribo lo dicho por el Papa… quien se aleja del molde del Pensamiento Único es anatema. Las personas se exponen incluso a penas concretas. En Chile ya tenemos la ley de no discriminación que sanciona una serie de categorías dentro de las cuales se incluyó la identidad de género y también la orientación sexual. Por lo tanto aquí sí, se está imponiendo un pensamiento único.
 
¿En esta estrategia mundial por expandir la ideología de género, el proyecto de gobierno de Michelle Bachelet tiene un rol particular?

Creo que Michelle Bachelet suscribe la ideología de género en términos concretos y prácticos. No sé con cuanta profundidad y formación. Basta recordar su rol dentro de ONU Mujer o lo que hizo incluso antes de ser Presidenta de Chile, en su primer período, cuando fue Ministra de Salud. Hoy basta leer su programa de gobierno.
 
¿Crees que existen –por así decirlo- ‘señores del mundo’ que llevan los hilos de esta estrategia para imponer la ideología de género en occidente?

Personalmente no tengo evidencia para poder emitir un juicio de esa naturaleza. Pero, por otra parte, no se puede pretender tapar el sol con un dedo. Es evidente que Naciones Unidas a través de diversos organismos ha venido promoviendo esta ideología sistemáticamente. Otro tanto la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y también la Corte Interamericana de Derechos Humanos, la Corte Europea de Derechos Humanos, en fin. También existen intereses comprometidos de grandes instituciones que a propósito de la ideología de género, en materia de derecho a la vida, lucran de manera sistemática a costa de vidas inocentes (aborto), ya por décadas.
 
¿En tu experiencia de diálogos directos con los parlamentarios, cuál es su acogida al fondo de contenidos que en esta entrevista mencionas?

Mínima.
 
¿Cómo se explica? ¿Hay algo que permita excusarlos de toda culpa en ello?

Mira, no voy a juzgar a las personas, pues no soy nadie para hacerlo. Solo pretendo constatar un hecho: en la experiencia que he tenido, directa e indirecta con Parlamentarios de diversos sectores y también con quienes trabajan con ellos día a día, asesorándolos en estas materias… diría que padecen de ignorancia vencible. Y la ignorancia vencible es siempre culpable. Difícilmente alguno de ellos puede decir ‘yo no sabía nada, a mí nunca nadie me dijo nada, nadie me ayudó a obtener la información, nadie se acercó a mí para poderme enseñar estas cosas que son complejas’, no. La información ha estado en abundancia, disponible para ellos, siempre.
 
¿Cuál sería el criterio de razón para tal decisión?

Yo lo considero completamente irracional, así de simple. Ahora en algunos casos es bastante evidente que no hay ninguna disposición a modificar un punto de partida que ya es ideológico. Hay parlamentarios que suscriben esta ideología con todas sus letras. Otros no tienen idea que se trata de una ideología gravísima. La falta de formación es abrumadora. Pero a pesar de los esfuerzos para entregarles información, asesorarlos, hacerlos conscientes de los riesgos, de los daños, de las afectaciones al bien común, en fin, muchos permanecen impávidos, más preocupados de encuestas y cálculos electorales que de servir a la Patria legislando de modo serio, profesional y racional, hacia el Bien Común.
 
En la Comisión de Derechos Humanos del Senado chileno se discute un proyecto que busca autorizar el cambio de nombre y sexo registral para personas que así lo deseen; permitiéndoles requerir además ayuda del estado para intervenciones quirúrgicas de cambio de sexo, ajustado a su libre deseo. ¿Podría exponernos brevemente su opinión respecto de este proyecto específico?

Me opongo de fondo al proyecto de ley en primer lugar por la definición de identidad de género que contiene. Esa categoría, si bien ya está en la Ley de No Discriminación, no la define… aquí sí. Y el antecedente causal de la definición de identidad de género consagra la mera subjetividad o identidad sexual auto percibida, que ya conversamos, como la causa eficiente de un derecho subjetivo. Eso me parece aberrante, desde el punto de vista jurídico y mucho más desde el punto de vista antropológico. Pero eso no es todo. En su redacción actual –porque aún se está tramitando y puede cambiar-, el cambio de nombre y sexo registral, y eventualmente las intervenciones quirúrgicas para adaptar el cuerpo a la identidad sexual auto percibida, no se limita a los mayores de edad, sino que también se permite a los menores de edad, a solicitud de sus representantes legales, sin que medie siquiera la exigencia previa de un certificado médico. ¿Cómo va a ser razonable que un niño que no tiene aún asumida su personalidad, con todo lo que eso implica, pueda acceder a este supuesto derecho y eventualmente acceder a cirugías que lo mutilan y son completamente irreversibles? Ahora, ¿qué ocurre si una persona que ya estaba casada y tenía hijos y es hombre, ahora se cambia a mujer civilmente….? ¿Esos niños van a tener dos mamás? ¿O dos papás? Asimismo con este proyecto se consagra el matrimonio homosexual de facto. Una persona civilmente podrá cambiar de sexo, y se casa con otra persona de sexo contrario aparecerán ante la ley como personas de sexo opuesto, pero biológicamente serán del mismo sexo. No puede ser que por secretaría se ingrese a Chile el matrimonio homosexual sin discusión al respecto. Existen muchas otras cuestiones graves que el proyecto permite. Si tú revisas la legislación comparada en países que han retrocedido en estas materias, y a pesar de contener un punto de partida errado, antropológicamente equivocado, establecen limitaciones, hay un mínimo de racionalidad. Ninguna es tan liberal como ésta, que es copia literal de la ley argentina.
 
¿No existe algún un instrumento que permita ponerle un veto a estos proyectos de Ley?

Si eventualmente llegara a ser ley vamos a estudiar su constitucionalidad. Creo que el Tribunal Constitucional tendrá que pronunciarse.
 
¿Si la Constitución chilena protege la familia, al que está por nacer, cómo se permite una ideología como la de género que a través de leyes menores aplasta la Constitución? ¿Acaso no es inconstitucional la ideología de género?

Yo sostengo que sí: la concepción de persona humana que recoge nuestra actual Constitución es incompatible con esta ideología.
 
La ministra chilena del Servicio Nacional de la Mujer comprometió el pasado mes de abril en Naciones Unidas que en Chile habrá ley de aborto y otras que explicitan la ideología mencionada, cuando ni siquiera se ha discutido en el país…

Era de esperarse. Además ella incurrió en una ignorancia inexcusable o faltó a la verdad porque decir que en Chile hay altas tasas de mortalidad materna asociada al aborto clandestino está absolutamente refutado por estudios serios como los del doctor Elard Koch. Pero, claro, aumentar las cifras es un argumento abortista que se ha usado siempre y en todas partes.
 
Las organizaciones LGBT despliegan en ámbitos educacionales su agenda ideológica y de reivindicaciones. También desde el gobierno afirman que difundirán la ideología de género en contenidos educativos. ¿No es una violación a la libertad de conciencia de los padres y los propios estudiantes?

Sí, pero existen mecanismos para intentar frenar o impedir que esto ocurra y hay personas avocadas al estudio de esas alternativas. Siempre son pocas, tienen poco tiempo, lo hacen ad honorem, por amor a Dios y la Patria, pero existen. Sin embargo me preocupa que las personas de buena voluntad, no necesariamente católicos y por cierto los católicos, gente con buena formación y sentido común, no tengan idea que estas cosas están ocurriendo. Sería bueno despertarlos, remecerles la conciencia.
 
Una sociedad civil organizada

Si hay algo que temen los parlamentarios es al voto que les permite acceder al poder. No puede ser que en un país mayoritariamente católico este pueblo permanezca impávido. El país se está cayendo a pedazos en materias graves y la mayoría no tiene idea.
 
¿Qué derechos de la familia constituida por un hombre y una mujer son menoscabados con una potencial ley de matrimonio para personas del mismo sexo que les dará también derecho de adopción?

El argumento liberal dice que no existe afectación, porque no se obligará al heterosexual a contraer un matrimonio que no quiera. Se sostiene que podrán seguir casándose -un hombre y una mujer- sin que nadie lo impida. Yo no suscribo esa tesis. Las leyes que permiten la realización de actos intrínsecamente malos son leyes que aprueban positivamente el mal y dañan el bien común, siempre. Algunos dicen, bueno, ¿pero cuál sería el efecto concreto? Los hay y existen estudios, hay literatura al respecto. Pero aún cuando no tuviéramos esa evidencia el argumento permanece: las leyes no deben permitir la realización de actos intrínsecamente malos, si lo hacen son injustas y dañan el Bien Común. Y a veces caemos en la trampa de discutir subordinados a las estadísticas, a los insuperables datos duros… ‘Yo tengo más estudios que dicen esto, yo tengo la encuesta que…’ Pero necesitamos discutir con rigor, con mayor abstracción: desde los principios iluminar la contingencia, y no crear los principios a partir de lo contingente.

 

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