El tesoro de Simón: "¡Descubrí que es posible conocer a Dios!"

30 de diciembre de 2019

Llegar a concluir, a través del ejercicio de la razón, que Dios existe fue para él "abrumador" y al instante -reconoce-, sintió la necesidad de poder tener una relación directa con Dios. "¿Será esto posible?", se preguntó.

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Simón tenía una vida sin contratiempos, pero en lo íntimo -aunque no lo tuviere aún muy claro- soñaba consolidar en su vida un sentido trascendente del existir. El ejercicio de la razón lo impulsó a dar el gran salto para abrazar el misterio. Su honesta búsqueda le hay permitido comenzar a saborear lo que su corazón anhelaba…

En el video registrado por KTO TV de Francia, que puedes visionar al final de estos párrafos, Simón afirma que no fue una crisis o un evento extraordinario lo que movilizó su búsqueda trascendente… “Tenía éxito en mis estudios, tenía dinero, viajaba, tenía muchos amigos, mucha diversión, pero sentía en lo más íntimo de mi ser que quería una vida más profunda, más plena, algo más grande”, confirma.

La razón te lleva a Dios

Confidencia que al ver películas de superhéroes o épicas -como El Señor de los Anillos-, donde se lucha por salvar al mundo, se mata a dragones, se conquista a las princesas, divagaba en que también a él le gustaría vivir una vida así de intensa. Fue incluso uno de los resortes -comenta- que le llevó a estudiar filosofía. “Sé que muchas personas se alejan de Dios a través de la filosofía, pero para mí fue al contrario (…) especialmente gracias a un buen maestro que me hizo descubrir que es posible conocer con certeza la existencia de Dios a través de la razón”.

Llegar a concluir, a través del ejercicio de la razón, que Dios existe fue para él “abrumador” y al instante -reconoce-, sintió la necesidad de poder tener una relación directa con Dios. “¿Será esto posible?”, se preguntó.

Orando en lo secreto
 
Continuó aquel camino de búsquedas y conoció a un buen sacerdote. También fue gravitante el testimonio cotidiano de fe que observaba en algunos estudiantes, amigos suyos. “Lo que me sorprendió de ellos fue sobre todo que tenían una felicidad, una alegría desbordante, una especie de misterio en ellos que yo quería traspasar. Empecé a conocerlos y me hablaron un poco de su fe y poco a poco me dije: «¿Por qué no probar, por qué no experimentar la fe?» Entonces empecé a rezar un poco en secreto, a pedirle a Dios cosas sencillas. Lo que sucedió no es quizá muy extraordinario, pero respondió cuando yo todavía no era un creyente”.

Dice Simón que no tardaban en llegar las respuestas a ciertas preguntas que planteaba a Dios en su secreta oración. Al principio pensó que era una casualidad, pero luego concluyó que era más razonable reconocer la existencia de Dios. Sí, Dios existía, Dios escuchaba y respondía a sus oraciones.
 
Tras la profunda alegría

“Entonces continué mi camino y me dije: sólo buscaré la alegría, la alegría profunda. Descubrí que cuanto más rezaba, más asistía a los sacramentos, más estaba con otros creyentes, más crecía mi alegría. Así que me dije: «¿Por qué no hacer esto a tiempo completo?» Así es que ahora trato de dedicar toda mi vida a Dios, ya sea en la contemplación, en el estudio de las cosas de Dios, en la enseñanza, en la oración o en la misión. Ahora estoy trabajando para un medio de evangelización en Canadá”.

En su vida diaria, lo que realmente ha cambiado al conocer a Dios y vivir con Él dice Simón “es que le ha dado un claro sentido a mi vida y ha desbloqueado en mí la capacidad de amar y dejarme amar. Creo que el corazón del mensaje del cristianismo es el amor, aprender a amar en la verdad. Para mí Jesús es como él lo dijo: el camino, la verdad y la vida. Siempre tengo sed de verdad y en Jesús he descubierto la plenitud de la verdad, la respuesta a todas mis grandes preguntas”.




 

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