En reciente aparición a joven campesino la Virgen reitera lo dicho en Fátima. Multitudes acuden al lugar

29 de noviembre de 2019

"Nostra Signora dello Scoglio" pide ofrecer a su Corazón Inmaculado el rezo diario del rosario para poder consolidar "la paz y salvación de la humanidad".

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Tal como ocurrió en Lourdes, Fátima y tantos otros lugares donde Dios ha querido manifestar su intervención extraordinaria en la historia de la humanidad, a través de alguna aparición de la Virgen María, también en esta ocasión el mensajero elegido fue una persona sencilla, un joven pastor y campesino, de 18 años: Cosimo Fragomeni.
 
Han pasado apenas 51 años desde que la Virgen le visitó y Cosimo continúa en el mismo lugar de las apariciones. Vive allí como eremita en la casa familiar, a pocos metros del Santuario, visitado por multitud de peregrinos que llegan de todo el mundo para postrarse ante la roca donde la Madre de Dios se posó y comunicó cuatro mensajes al joven italiano.

Nuestra Señora de la Roca enamora el corazón

El 11 de mayo de 1968 en Santa Domenica di Placanica, provincia de Reggio Calabria, Cosimo regresaba a su casa, llevando sobre sus hombros un fardo de hierba para los animales. Fue entonces que comenzarían los extraordinarios sucesos que han traído gracia de Dios a su vida y la de miles…

“Mientras pasaba por enfrente de la Roca que está cerca de mi casa, de repente quedé deslumbrado por una gran luz. Me detuve y levanté la cabeza para ver qué pasaba, pero no vi nada. Mientras retomaba mi camino, como si alguien me dijese que mirase hacia la Roca, lo hice y vi, justo sobre la cumbre a una joven mujer, de unos 18 años, piel morena, con el pelo largo y castaño oscuro. Estaba descalza, con las manos juntas y refulgía de luz, como si hubiera un sol luminoso detrás de ella. Llevaba un vestido blanco como la nieve, un cinturón y un manto azul, un velo blanco transparente en la cabeza, cubierto de estrellas, y en la muñeca llevaba un rosario de perlas resplandecientes. Al mirarla, sentí un escalofrío, y tuve tanto miedo que casi salí corriendo al pensar que pudiera ser un espíritu, aunque el aspecto fuera el de la Virgen. La joven mujer sobre la Roca inclinó la cabeza, y con las manos me señaló que no huyese. Entonces me dijo despacio y con voz amable, marcando las palabras: «No tengas miedo, vengo del Cielo, soy la Virgen Inmaculada, la madre del Hijo de Dios; he venido a pedirte que construyas aquí una capilla en mi honor. He elegido este lugar, quiero establecer aquí mi hogar y quiero que de todos los países vengan a rezar». Es el primer mensaje que recibe Cosimo Fragomeni de la Virgen.

La aparición se repite durante cuatro días seguidos. «Te ayudaré, pero no te faltarán tribulaciones y sufrimientos; no te desanimes, yo estaré contigo y mi mano te sostendrá; el Señor quiere hacer de ti un instrumento de su amor, para la salvación de las almas», le dice a Cosimo en el segundo día. Y el 13 de mayo añade: «Te pido el favor de transformar este valle; aquí quiero un gran centro de espiritualidad, donde las almas encuentren paz y consuelo. En este lugar, Dios quiere abrir una ventana al cielo; aquí, por mi mediación, Él quiere manifestar su misericordia».

El día 14 de mayo siguiente, Cosimo fue hasta la Roca; como en los dos días anteriores se puso a rezar y por respuesta volvió a percibir un aroma a flores. Pero la Virgen no llegó. Regresó entonces un poco después de haberse entrado el sol, se puso de rodillas, comenzó a rezar y pudo ver que “desde el cielo descendía un haz de luz y sobre la roca aparecía la Santísima Virgen María envuelta en aquel resplandor”.  Las palabras que Ella entonces le comunica parecen un eco de los mensajes dados a los tres pastorcitos de Fátima:

«Si los hombres se convierten arrepintiéndose de sus pecados, confesándose, acercándose a Dios y amándolo con todo su corazón, Dios se acercará a ellos y los acogerá en su casa». Luego, la Virgen guardó silencio, dice Cosimo.
 

Seguidamente, mostrándole las resplandecientes cuentas de su rosario, pidió al joven -y por su intermedio a todos los fieles- un compromiso de vida:

«He aquí mi rosario, que sea tu oración diaria, ofrécelo a mi Corazón Inmaculado por la conversión del mundo, el triunfo del Reino de Dios, la paz de las naciones y la salvación de la humanidad».

Luego -relata Cosimo- Ella juntó lentamente las manos, quedó un poco como si estuviera en profunda oración, le sonrió con gran dulzura y, en seguida desapareció, “dejando un delicioso perfume”.

Tal cual lo había hecho desde el primer día por indicación del párroco de Placanica, Don Rocco Gregoraci, el joven regresó a su casa y apuntó todo lo que había visto y lo que la Virgen le dijo.

51 años de gracia de Dios
 


Finalizadas las apariciones, Cosimo (ver en imagen adjunta), fiel al encargo de la Virgen comenzó a deforestar con las manos quitando zarzas y arbustos, nivelando con su azada y llevando tierra con su carretilla para hacer un terraplén en el lugar. Martilló la roca para crear un nicho donde colocó una imagen de mármol de la Virgen -según la vio- comprada en Carrara y que pagó con el dinero que sus padres le dejaron por herencia.

Comenzaron a llegar los fieles y Cosimo consagró su vida a la oración y evangelización en el mismo lugar según lo pidiera la Santísima Virgen.

Mientras tanto, alrededor de la "roca" comenzaron a multiplicarse fenómenos inexplicables: campanas que se escuchaban, el ruido de corrientes de agua fluyendo ruidosamente, arco iris brillantes y coloridos sin nubes ni lluvia. Conversiones y curaciones físicas como el caso de Rita Tassone, quien narró su terrible experiencia y su curación en un libro de 2005.

El P. Rocco Spagnolo, superior de los Misioneros de la Evangelización y de las Hermanas Misioneras del Catecismo, confesor del Hno. Cosimo, recoge 50 de estos hechos e historias y los cuenta en un libro titulado I fioretti di frate Cosimo (Effatà Editrice, 2016). El religioso atribuye correctamente toda gracia a Dios por la intercesión de Nuestra Señora de la Roca.
 
El 8 de diciembre del año 2007 el obispo de la diócesis de Locri Gerace, Mons. Giuseppe Fiorini Morosini, aprobaba la devoción a “Nuestra Señora de la Roca”, declarando oficialmente como Santuario Nostra Signora dello Scoglio (Santuario de Nuestra Señora de la Roca) el lugar de sus apariciones, en  Santa Domenica di Placanica (Italia). El 15 de junio de 2013 el mismo obispo puso la primera piedra, bendecida por el Papa Francisco, del futuro nuevo Santuario.
 

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