¿Quién es Muhammad el Profeta del Islam?

22 de octubre de 2019

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El ministerio de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno español y la Comisión Islámica de España han acordado, según consta en el BOE del 11 de diciembre de 2014 (pulse para ver), los contenidos de la Enseñanza Religiosa Islámica que se enseñarán en las escuelas públicas españolas en Primaria a aquellos alumnos que lo soliciten. Los objetivos de la asignatura son: Muhammad es el último de los profetas y mensajero de Allah, así como su vida es un ejemplo a seguir.
 
Veremos si es verdad:
 
La personalidad de Muhammad antes de su predicación es mal conocida. Del Corán no podemos obtener muchas informaciones sobre la vida privada de Muhammad. Sin embargo, según el Corán (Sura 3:161) “No es propio de un Profeta el cometer fraude. Quien defraude llevará lo defraudado el Día de la Resurrección. Luego, cada uno recibirá su merecido. Y no serán tratados injustamente”. El Corán describe a los Profetas como personas perfectas física y psíquicamente.

Según las traducciones musulmanas: “Muhammad dijo: me gusta tres cosas en la vida: las mujeres, el perfume y la oración”. Por eso, la gente tenía envidia de Muhammad, como muestra el Corán (Sura 4:54) ¿Envidiarán a la gente por el favor que Allah les ha dispensado? Hemos dado a la familia de Abraham la Escritura y la Sabiduría, les hemos dado un dominio inmenso”.

Todas las tradiciones musulmanas afirman que Muhammad se casó oficialmente con diez mujeres y tuvo dos concubinas. Además, tuvo relaciones sexuales con cuarenta y tres mujeres, en total cincuenta y cinco mujeres con nombre y apellido. La tercera, Aisha hija de Abu Bakr, la única mujer virgen que Muhammad se casó con ella. Claro, Aisha tenía seis años cuando se casó con Muhammad a edad de cincuenta años. ¿Cómo se llama eso? Sin duda pedofilia.

Muhammad se casó con su séptima mujer, Zaynab, que estaba felizmente casada con su hijo adoptado Zayd. Muhammad obligó a su hijo Zayd a divorciarse de su mujer Zaynab para casarse con ella, con la excusa o diciendo que era la voluntad de Allah, según el Corán (Sura 33:37) “Y cuando decías al que había sido objeto de una gracia de Allah y de una gracia tuya. Conserva a tu esposa y teme a Allah. Y ocultabas en tu alma lo que Allah iba a revelar, y tenías miedo de los hombres, siendo así que Allah tiene más derecho a que le tengas miedo. Cuando Zayd había terminado con ella, te la dimos por esposa para que no se pusiera reparo a los creyentes que se casan con las esposas de sus hijos adoptivos, cuando éstos han terminado con ellas. La orden de Allah se cumple”.

Tanto los biógrafos como los historiadores musulmanes afirman que Muhammad luchó en 88 batallas. Entre 624 y 627, en Medina, Muhammad y sus seguidores conquistaron las tribus judías Quraida, Nadir, Qonaiqona’, Mustalaq y Jaybar, por negar a convertir al Islam, matando todos los hombres, llevando las mujeres y las niñas como esclavas sexuales. La primera víctima de Muhammad, fue Rayhana, obligada a convertir a concubina sexual personal de Muhammad por el resto de su amarga vida.

Muhammad se casó con su octava mujer, Yuriya obligada. Yuriya era judía, hija del jefe de la tribu judía Al- Mustalaq y esposa de uno de los hombres más ricos de la tribu. En el año 624, Muhammad y sus seguidores conquistaron la tribu de Yuriya, mataron toda su familia, su padre, sus hijos, sus hermanos y su marido, llevándola, Yuriya, como esposa y esclava sexual para Muhammad.

Muhammad se casó con su novena mujer, Safia, que era judía también, hija del jefe de la tribu judía Al Nadir. Safia estaba felizmente casada y tenía hijos. Los musulmanes a la cabeza Muhammad conquistaron y mataron todos los hombres de la tribu, entre ellos el padre, el marido, los hermanos y los hijos de Safia, tomando los niños y las mujeres como esclavas. Muhammad se “casó” con Safia en el mismo día del entierro de toda su familia. Además, las fuentes musulmanas aseguran que “Muhammad y sus compañeros practicaban el matrimonio de placer (Zaway Al- Mut`a) o temporal. Muhammad llegó a tener sesenta y seis mujeres, entre esposas y relaciones sexuales de placer”.

Muhammad, con su propia espada mató muchas personas. Cuentan distintas fuentes islámicas antiguas que: en el comienzo del Islam, en la Meca vivía una mujer anciana, Um Kalza, que tenía casi cien años. Era una anciana muy conocida por su inteligencia, respetuosa, considerada, conocida en la ciudad como la sabia de la Meca. Um Kalza manifestaba públicamente su rechazo total a Muhammad y a su movimiento religioso. Cuando Muhammad y sus seguidores conquistaron la Meca en el año 630. Muhammad se recordó de Um Kalza y ordenó matarla de una forma muy cruel. Los seguidores de Muhammad detuvieron Um Kalza, la pusieron boca abajo, ataron cada pie en el cuello de un camello, mandaron a los camellos a andar en direcciones contrarias hasta partirla en dos partes.

Muhammad mandó a sus seguidores a matar su propio tío, Abu Lahab y la mujer de esté Hind, por rechazar sus doctrinas, además maldijo a los dos en el Corán (Sura 111:1-5) “Perezcan las manos de Abu Lahab. Perezca él. Ni su hacienda ni sus adquisiciones le servirán de nada. Arderá en un fuego llameante, así como su mujer, la acarreadora de leña, a su cuello una cuerda de fibras”.

Muhammad mismo mandó a decapitar Abu Al Hakam, un hombre notable en la Meca, después de capturarle en la batalla de Badr, aplicando las palabras del Corán en (Sura 8:12) “Cuando Allah inspiró a los ángeles: Yo estoy con vosotros. ¡Confirmad, pues, a los que creen! Infundiré el terror en los corazones de quienes no crean. ¡Cortadles el cuello!”, porque no quiso seguir Muhammad y su nueva fe.

Muhammad vino para satisfacer sus deseos carnales y materiales. De hecho, cuando sus seguidores le preguntaban por el botín de las conquistas, Muhammad contestaba sin vergüenza en el Corán (Sura 8:1) “Te preguntan por el botín. Di: El botín pertenece a Allah y al Enviado. Temed, pues a Allah. Manteneos en Paz. Obedeced a Dios y a su Enviado, si sois creyentes”.

Todos los exégetas musulmanes, describen a Muhammad como un líder político militar notable y un guerrero valiente, mataba a sus adversarios sin compasión. La verdad, la vida de Muhammad ha sido muy ajetreada, no tenía tiempo de aburrirse con tantas mujeres y guerras. En casi todos los países árabes islámicos, la pedofilia es legítima, la Ley permite a las niñas entre seis y nueve años casarse con hombres maduros, siguiendo el ejemplo de Muhammad. La vida de Muhammad es sagrada un ejemplo de alcanzar para sus seguidores musulmanes, incluyendo su pedofilia y violencia.

¡Eso lo que queremos para nuestros hijos y alumnos! Si es así ¿Cómo podemos después educar o explicar a los mismos que la pedofilia es un crimen repugnante y la violencia es un hecho maligno?

No es mejor enseñar la vida de Nuestro Señor Jesucristo. Jesús nunca se casó ni violó ninguna mujer ni tuvo relaciones o deseos sexuales, porque dijo en (Mateo 18:36-37) “Mi reino no es parte de este mundo. Si mi reino fuera parte de este mundo, mis servidores habrían peleado para que yo no fuera entregado a los judíos. Pero, como es el caso, mi reino no es de esta fuente…Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio acerca de la verdad. Todo el que está de parte de la verdad escucha mi voz”.

Jesús nunca recurrió a la violencia ni siquiera en lo que comúnmente entendemos como legítima defensa. Jesús no caminó hacia la muerte, ni era un suicida, pero cuando tenía que elegir entre morir o matar, prefirió a morir por no matar. Jesús ordinó a sus discípulos a retirar sus armas, cuando intentaban proteger (Mateo 26:50-53) “Entonces se adelantaron y echaron mano a Jesús y lo detuvieron. Pero ¡mire!, uno de los que estaban con Jesús, extendiendo la mano, sacó su espada, e hiriendo al esclavo del sumo sacerdote, le quitó la oreja. Entonces Jesús le dijo: Vuelve tu espada a su lugar, porque todos los que toman la espada perecerán por la espada ¿O crees que no puedo apelar a mi Padre para que me suministre en este momento más de doce legiones de ángeles?”.

Después de su resurrección, Jesús enseño y envió a sus seguidores a predicar el Reino de Dios, por todo el mundo sin armaduras ni guerras, ni obligar la gente a convertir al cristianismo. Al contrario, los seguidores de Cristo fueron perseguidos, asesinados y muertos como mártires por evangelizar la paz y el amor, Jesús dijo en (Lucas 6:27-38) “Pero os digo a los que me escucháis: amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, orad por los que os difaman. A quien te golpee en una mejilla preséntale también la otra; a quien te quite el manto no le niegues la túnica. A quien te pida, da, y a quien te quite lo tuyo no se lo reclames. Y lo que queráis que los demás os hagan a vosotros, hacédselo vosotros igualmente. Porque si amáis sólo a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores aman a los que les aman. Y si hacéis el bien a los que os lo hacen a vosotros, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores hacen otro tanto. Y si prestáis a aquellos de los que esperáis recibir a cambio, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a los pecadores para recibir otro tanto. Vosotros: amad a vuestros enemigos, haced el bien y prestad sin esperar nada a cambio: vuestra recompensa será grande, y seréis hijos del Altísimo, porque Él es bueno también con los ingratos y los perversos”. El secreto de este extraño proceder está en el amor, porque “El que no ama no ha llegado a conocer a Dios, porque Dios es amor” (1 Juan 4:8).

El Corán, el libro sagrado del Islam y los musulmanes, muestra como Muhammad desapreciaba a los pobres, daba la espalda a los ciegos y a los enfermos (Sura 80:1-10) “Frunció las cejas y volvió la espalda, porque el ciego vino a él. ¿Quién sabe? Quizá quería purificarse, o dejarse amonestar y que la amonestación le aprovechara. A quien es rico le dispensas una buena acogida y te tiene sin cuidado que no quiera purificarse. En cambio, de quien viene a ti corriendo con miedo de Allah, te despreocupas”.

De una forma diferente, el mismo Corán, presenta a Jesús como una persona humilde, clemente, hacia milagros, ayudaba a los pobres, curaba a los ciegos, sanaba a los enfermos y resucitaba a los muertos (Sura 5:110) “Cuando dijo Allah: ¡Jesús, hijo de María! Recuerda Mi gracia, que os dispensé a ti y a tu madre cuando te fortalecí con el Espíritu Santo y hablaste a la gente en la cuna y de adulto, y cuando te enseñé la Escritura, la Sabiduría, la Tora y el Evangelio. Y cuando creaste de arcilla a modo de pájaros con Mi permiso, soplaste en ellos y se convirtieron en pájaros con Mi permiso. Y curaste al ciego de nacimiento y al leproso con Mi permiso. Y cuando resucitaste a los muertos con Mi permiso. Y cuando alejé de ti a los Hijos de Israel cuando viniste a ellos con las pruebas claras y los que de ellos no creían dijeron: Esto no es sino manifiesta magia”.

Ahora bien, con razón pregunto a los mismos alumnos: ¿A quién debes de conocer y seguir, a Muhammad, el ambicioso o a Jesús, el salvador?
 

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