Michael Hoffman víctima de abuso sexual revela cómo fue que logró conservar su fe y sanar, aunque no pueda olvidar

26 de octubre de 2018

En una eucaristía "por la Esperanza y la sanación" se reúnen cada año algunas víctimas de abuso en Chicago. No permitieron que el abusador les robara su fe ni su vínculo con la Iglesia.

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El pasado 20 de octubre fue celebrada por séptimo año consecutivo una eucaristía “por la Esperanza y la Sanación” -según rezaba la convocatoria- que congregó en la Parroquia Holy Family de Chicago (Illinois, USA) a víctimas, sobrevivientes de abusos cometidos por algún sacerdote. En la misa, que desde el año 2011 comenzó a ser promovida por las propias víctimas y sus familiares directos, dio testimonio Michael Hoffman.
 
Hoffman, quien preside el directorio del organismo “Prevenir el Abuso de Niños”, en el estado de Illinois, fue criado en la fe católica. Junto a su familia eran miembros activos de la parroquia St. Mary's, en Forest Park, donde él servía como monaguillo y donde también desde los 12 a los 16 años padeció la violencia del abuso sexual.

Décadas de silencio

El entonces sacerdote Robert Mayer era el depredador… y lo fue también de muchos otros niños y niñas (condenado por la justicia en 1985 y en otras causas posteriores).
 
Pero Hoffman -hoy con 53 años-, recién el 2006, tras una década de matrimonio, logró contar por primera vez (a su esposa) lo que había padecido y continuaba soportando. Decidió luego, que la siguiente persona en conocer esta verdad sería su párroco en la parroquia de St. Mary of the Woods (Chicago). "Yo era tan activo en nuestra parroquia que me sentí obligado a decírselo. Mis hijos iban a la escuela allí. Yo estaba en la junta de atletismo", recuerda Hoffman en conversación con el diario Chicago Tribune. Y valora que su párroco se condoliese con él... "Si él no lo hubiera manejado de la manera en que lo hizo, que fue una manera muy buena y amable, eso podría haber cambiado mi camino. Pero no lo hizo. Estaba en un momento de mi vida en el que realmente necesitaba ayuda".



Sacerdotes buenos y fieles
 
Así entonces el buen  testimonio de otros sacerdotes ha sido un factor relevante para sanar, según describía el propio Hoffman el pasado 6 de agosto en el magazine digital The healing Voice: “Lo más importante, lo más necesario ahora parece ser que puedo decir con certeza que mi vida, mi corazón y mi espíritu han sido poderosamente impactados por muchos sacerdotes buenos y fieles a través de los años, en marcado contraste con mi abusador, un hombre muy malo, que fue nuestro párroco hace muchos años...”.
 
En definitiva, señala Hoffman, no va a permitir que su abusador perpetúe el abuso en su alma… "Él no es la historia; él no es toda mi historia", confirma y agrega en The Healing Voice cómo la comunidad de la iglesia es hoy su mejor red de apoyo:
 
"La oración, la reflexión, la acción y las experiencias compartidas pueden marcar la diferencia, promover la sanación y proporcionar esperanza. Sigo siendo un católico activo a pesar del abuso sexual que sufrí a manos de un sacerdote católico desde que era un niño de 12 años. La experiencia del abuso sigue conmigo. Tratar de sanar del abuso me impulsa a promover la protección de los niños en nuestra Iglesia y en nuestra área como presidente de la Junta Directiva de Prevent Child Abuse - Illinois. Me afecta a diario, incluso en mi elección de palabras (…)  Me alegro de que el Papa Francisco tomara medidas correctivas rápidamente, pero, a pesar del dolor y de la dificultad, creo que debemos afrontarlo juntos, abriendo esa caja por completo para reconocer los abusos perpetrados por un sacerdote, un obispo o un cardenal.  Esta es la única manera de evitar que el abuso cause más daño, tanto a las víctimas como a las posibles víctimas, y a nuestra Iglesia en su conjunto. Abrir esa caja es la única manera de reclamar la integridad perdida por la verdad del abuso”.

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