Otra enamorada del Santísimo: "Estando delante de la Custodia hablo con Jesús… me pregunta y le respondo"

09 de junio de 2017

Como en el Cantar de los Cantares, la española Cristina Moya es devota de la Adoración Eucarística con una oración que es diálogo directo con el Amado.

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Pinta, lee, cose, ayuda a su marido, atiende a sus hijos… Cristina Moya, nacida en Ceuta, podría ser un ama de casa como cualquier otra. Pero además de la abnegada entrega a su familia, como muchas otras mujeres, Cristina dedica parte de su tiempo a colaborar con la Iglesia, en Sevilla (España).
 
Fue educada en el seno de una familia cristiana, estudió en un colegio religioso y pronto empezó a participar en varios movimientos: La legión de María y las Hijas de María. “Con estas asociaciones visitaba enfermos y ancianos, les hacíamos compañía, les dábamos de comer o simplemente leíamos un libro con ellos”, recuerda con cariño.
 
Posteriormente, ya en su vida adulta, se dedicó a aprender Liturgia, tanto es así que fundó hace ya 30 años el Equipo de Liturgia de la Parroquia Ntra. Sra. De la Salud. “Creo que la participación activa del laicado durante la Eucaristía hace que los fi eles se integren más en este misterio, y también ayuda a que colaboren con la parroquia, porque ven que todos tenemos algo que aportar”, señala.
 
Detallista, atenta, curiosa y con una honda espiritualidad, Cristina confiesa -con un brillo en los ojos- que le gusta orar ante el Santísimo Sacramento en San Onofre y que “estando delante de la Custodia hablo con Jesús, sabiendo que me conoce, me pregunta y le respondo. Es una bella relación de amistad, por tanto mi oración no es aprendida, sino puramente íntima y sincera”. Se extiende Cristina en su narración y nos cuenta que “cada mañana, le pregunto qué quiere de mí y que me deparará el día, pero Él nunca falla, así que no temo su respuesta”.
 
Cristina es, además, colaboradora de la Delegación diocesana de Medios desde hace casi veinte años. Sobre este apostolado reconoce le “encanta” que la Iglesia se haya abierto a las comunicaciones, “ya que muchas veces no se conoce todo el bien que hace”.
 
Esta jubilada no quiere acabar la entrevista que ha concedido al portal de la Arquidiócesis de Sevilla sin destacar que sus dos hijos “son el mayor don que Dios me ha dado”, a los que ha inculcado el amor a Jesucristo y sus enseñanzas.

 

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